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Quien fue abusado sexualmente cuando era niño es el centro de la problemática emocional que vive como adulto. Es tan grande la cicatriz que es imposible que no sea así. El abuso sexual en la infancia es complicado de delimitar ya que el haberlo vivido implica también haber vivido algún otro tipo de abuso: físico, y/o verbal, y/o psicológico. Necesitamos entenderlo de esta manera. El abuso sexual lastima en muchas áreas al menor y con diversos matices. No es una herida fácil de limpiar, ni mucho menos fácil de suturar.

El abuso pudo haber sido de muchas maneras, sin embargo, no importando la manera como se dio, estuvo ahí.   Los efectos de haber vivido abuso sexual en la infancia se manifiestan con muchos síntomas, llamados: síntomas secundarios, y que básicamente implican síntomas emocionales que merman nuestro bienestar. El comprender en donde se originó nuestra incapacidad de confiar en nosotros mismos y en los demás, el tener un inadecuado auto concepto, sufrir de depresiones crónicas, problemas interpersonales constantes en las relaciones más íntimas, o bien, dificultad para comenzarlas, los trastornos alimentarios que padecemos, la tendencia al alcoholismo o drogadicción que nos acechan, el insomnio que no nos deja descansar, la ansiedad que nos acompaña en todo momento, las conductas auto destructivas con las que nos castigamos, nuestra tendencia al sabotaje de los propios proyectos y el renunciar a nuestro derecho a ser felices, es analizar el campo donde libraremos la batalla así y poder comprender qué tan severa es nuestra herida, nuestro dolor y la humillación que hemos cargado durante todo este tiempo.

La gran mayoría de las víctimas de abuso sexual, tienen un gran vacío existencial, e irónicamente tienden a llenarlo como lo aprendieron en ese momento: con conductas destructivas. Como la persona se siente desesperada al sentir tanto dolor y soledad, pretende llenar el vacío con lo que no le ha funcionado hasta este momento, es decir, con más situaciones dolorosas, (como, por ejemplo, sexo peligroso o agresivo, relaciones con personas abusivas, relaciones sin compromiso y sin verdadera intimidad). Estas conductas no resuelven el abuso, sino que sólo distraen el dolor, generando más dolor. Se genera entonces ese círculo vicioso donde cada vez hay la necesidad de más dolor y, por lo tanto, cada vez hay una necesidad de mayor anestesia tanto en cantidad como en frecuencia, convirtiéndose en una constante, por lo que esta manera de enfrentar el dolor, solo repite los patrones destructivos que la víctima aprendió en la infancia; y es el origen de cualquier enfermedad auto destructiva.

Por eso, quien fue abusado sexualmente en la infancia es particularmente susceptible a generar y mantener relaciones destructivas en la adultez. Dos personas que fueron abusadas en la infancia, tenderán a mantener una relación destructiva. En vez de nutrirse se lastimarán. Creyendo que es amor, estarán juntos solo para hacerse más daño, aunque no puedan ver la diferencia.

Lo realmente significativo del abuso sexual infantil no es su definición; sino la validación del sufrimiento y el dolor que hay detrás de él. Lo serio del abuso sexual es lo incómodo, avergonzado, expuesto, humillado y dolido que se siente el niño después del evento, no importando legalmente qué tan lejos llegó el abusador.

Ante el abuso sexual, es de suma relevancia comprender que es más significativo el cómo lo vivió la víctima (su percepción), y no tanto lo que objetivamente ocurrió.

Si el menor experimenta miedo, incomodidad, culpa y obligación de tener que guardar silencio después de cualquier tipo de contacto físico o interacción sexual entre un adulto y él, entonces existió abuso sexual.

Concretamente, esto es lo que define el abuso como tal: el miedo y la incomodidad de un menor ante cualquier exposición a un contacto físico de tipo sexual con un mayor.

La división que propone la Organización Mundial de la Salud (OMS), para el abuso sexual en la infancia es la siguiente:

  1. Abuso sexual abierto: Es aquel que se da de manera abierta y directamente sexual. Aunque puede existir la intención de ocultar la parte abusiva del abuso, no se busca ocultar la parte sexual. Un ejemplo de esto es cuando un adulto se introduce dentro de la cama de un menor y toca sus genitales, sin hacer el menor esfuerzo por ocultar que un contacto sexual se está llevando a cabo; o bien, cuando sucede lo mismo en la regadera en la que el padre, la madre u otro adulto tocan abiertamente los genitales del menor sin ocultar el contenido sexual del evento.
  1. Abuso sexual cerrado: Es mucho más discreto y por lo tanto más difícil de identificar, ya que el contenido sexual del acto es lo que se busca esconder y no lo violento del hecho. El abusador actúa como si no estuviera ocurriendo una actividad sexual cuando en el fondo, evidentemente se está llevando a cabo un acto sexual. La traición y la mentira son dobles: el niño está siendo sexualizado pero es engañado para que no lo viva de esa manera. Es la deshonestidad la que permite que el incesto cerrado sea más difícil de descubrir. La víctima termina por creer que el evento no fue sexual, sino sólo agresivo e incómodo y por lo tanto, no hace consciente los sentimientos negativos del abuso, aunque ellos estén ahí.

Existen 15 formas en las que se puede manifestar el abuso sexual en la infancia abierto o cerrado. Así, una persona puede haber sido víctima de abuso sexual de varias maneras, sin que su mente consciente lo haya registrado de esa manera y, por lo tanto, para ella, será aún más difícil entender el origen de todos los síntomas secundarios que acompañan a su vida actual.

El abuso sexual en la infancia se puede dar de una o varias de estas maneras:

  1. El abusador tocando sexualmente a la víctima: Es la manera más común en la que se da el abuso sexual en la infancia. El abusador toca directamente los genitales y/u otras áreas eróticas del cuerpo de la víctima, como los glúteos, el ano o los pezones. Puede ser que el toqueteo sea a través de frotar el cuerpo de la víctima contra el del abusador o simplemente acostándose encima del niño. Este tipo de abuso se puede dar con o sin ropa. Algunos abusadores se bañarán con el niño y entonces lo tocarán de manera inadecuada, pareciendo que solo están limpiándolo.

Los besos con contenido sexual son otra forma de abuso sexual. Esto implica besos en la boca prolongados entre adultos y niños o besos en los que la lengua del abusador es introducida en la boca del niño.

La forma más intrusiva de abusar sexualmente de un menor, es introduciendo dentro de su vagina, boca o ano cualquier objeto en contra de su voluntad. Así, el sexo oral entre adultos y niños es altamente invasivo. Otras formas de abusar sexualmente de él es introducir en el ano o vagina los dedos, algún objeto o el pene.

  1. Obligar al menor a tocar sexualmente al abusador: Un adulto puede obligar a un menor a que lo toque sexualmente en un abanico de muchas posibilidades. En este tipo de abuso sexual, el menor siente una culpa particularmente alta ya que cree que es él quien realizó la sexualización. En este tipo de abuso sexual, lo que se niega por parte de la víctima es la manipulación o la coerción que se ejerció para tocar sexualmente al abusador. El niño cree que fue su iniciativa cuando evidentemente no fue así.
  1. Sexualizar verbalmente con el menor: La fantasía es tan poderosa como la realidad… Esto significa que lo que imaginamos, (especialmente de niños), puede generar los mismos sentimientos que experimentaríamos si en realidad estuviera sucediendo. Es por eso que para una persona ansiosa, el imaginar que algo “catastrófico” puede suceder, genera en ella la misma angustia que sentiría si la tan temida tragedia hubiera sucedido. Algo similar sucede con el abuso sexual en la infancia. Imaginar que sucedió puede generar los mismos sentimientos de vergüenza y humillación que siente alguien que fue abusado en realidad, a través de alguno de los incisos anteriores.

Hablar de sexualidad con un menor, mientras no sea con fines de instruirlo en el tema, es riesgoso y puede ser altamente intrusivo. Una vez más, lo que es altamente abusivo es que esta plática se dé con el objetivo de que el adulto obtenga placer sexual.

  1. Fotografiar al menor con fines sexuales: Hay pederastas que se excitan fotografiando o video grabando a niños desnudos o bien en actividad sexual. A esto se le conoce como “pornografía infantil”. En muchos casos, los niños serán fotografiados mientras se bañan o mientras se cambian en sus recámaras. Tristemente, en este inciso, es muy común que sean los mismos padres quienes lo hagan. El objetivo de una fotografía o un video debe ser el guardar una experiencia y poderla recordar; no el que sirva como material para que un adulto se masturbe. Así, el pederasta, a través de estos materiales, se masturba mientras se excita fantaseando poder sexualizar con el menor.
  2. Abusar verbal o emocionalmente del menor con contenido sexual: Este es un tipo de abuso sexual donde el adulto utiliza términos con contenido sexual para nombrar al menor y humillarlo. Esto implica utilizar términos como: “Hijo de puta”. “Maricón”. “Puta”. “Golfa”. “Puto”. “Pito chico”.

Esto es altamente abusivo porque el menor es llamado con groserías insinuando que tiene vida sexual, que es homosexual y que se debe avergonzar por ello o que los demás ya lo ven únicamente como un objeto sexual. Quienes fueron llamados en la infancia con estos términos (especialmente por los padres), terminarán en la adultez llamándose a sí mismos con estos adjetivos, lastimándose a sí mismos una y otra vez.

  1. Enseñar al menor material pornográfico: El enseñar material pornográfico implica contaminar la mente de un niño ya que no está preparado para ver imágenes con contenido tan agresivo. Nuevamente, el enseñarle contenido pornográfico a un niño no es para darle educación sexual, aunque comúnmente sea justificado de esta manera. La pornografía a un menor sólo le generará angustia y una idea tergiversada de la vida sexual. La verdadera razón por la cual un adulto enseña material pornográfico a un niño es para sembrar en él una semilla de duda o deseo y que replique lo que vio en la vida real con él. Es también común que el abusador enseñe pornografía entre adultos y niños a un menor, con el objetivo de que este último se identifique con el niño en el contacto sexual y así, convencerlo de que es algo natural.
  2. Burlarse del desarrollo psicosexual del menor y/o de sus órganos sexuales: Esta es otra manera de abusar verbalmente con contenido sexual del menor. Este tipo de abuso se da cuando el adulto hace énfasis en el cuerpo del menor, (especialmente sus órganos sexuales), y lo expone de manera que el niño se sienta humillado o avergonzado de su propio cuerpo.
  1. Exhibicionismo: La desnudez no es necesariamente negativa. Sin embargo, el exponer los genitales al menor, con fines de placer sexual se conoce como exhibicionismo y es otro tipo de abuso sexual. La intención con la que el adulto practica la desnudez es clave para determinar si este comportamiento es abusivo o no con respecto al menor.

En familias disfuncionales, uno o ambos de los padres pueden desnudarse eróticamente en frente de sus hijos, jugar a “hacerles bailes sexys” o bien mostrarles su cuerpo desnudo de manera inapropiada.

  1. Masturbarse en frente del menor o bien, tener relaciones sexuales en frente de él: Esta es otra manera en la que se presenta el exhibicionismo. Esto no incluye cuando el niño accidentalmente descubre a sus padres sexualizando; una vez más, tiene que ver con la intención del mayor que se excita sexualmente ante la posibilidad de ser descubierto por el menor en pleno acto sexual. Un ejemplo de esto son los padres que deciden tener relaciones sexuales dejando la puerta abierta mientras sus hijos están jugando en el cuarto de junto; o el hermano mayor que se masturba en su cuarto dejando la puerta abierta para que lo descubra alguno de sus hermanos menores.
  1. Voyeurismo: Implica espiar la desnudez del otro para obtener gratificación sexual. El voyeurista, normalmente se masturba mientras observa la intimidad de los otros o bien, busca guardar en la memoria lo que está observando para después utilizarlo como fantasía masturbatoria. Este tipo de abuso sexual se da por ejemplo, cuando uno de los adultos dentro de la casa se esconde en el clóset, debajo de la cama o simplemente se coloca en cierto lugar donde puede espiar y excitarse mientras observa el cuerpo desnudo del menor.

Otra manera de abusar sexualmente en este sentido, de manera cerrada, es pedirle al adolescente que enseñe su pubis, su pene, sus senos o su vagina para revisar si están creciendo “de manera normal”; no con el objetivo de ver por el bien del menor, sino para poder tener acceso a mirar su cuerpo desnudo.

  1. Abusar físicamente del menor como parte de una excitación sexual del adulto. Este tipo de abuso se mezcla directamente con el abuso físico. De hecho, lo que es abierto es el abuso físico y lo que es cerrado es el abuso sexual. El adulto justifica el abuso sexual a través de “disciplinar al menor”, no importando si este comportamiento llega a ser irracional. Así, el adulto señala reglas que son imposibles de cumplir, por lo que el menor las acaba violando y por lo mismo, se “justifica el abuso físico y sexual”.
  1. Reglas rígidas con la vestimenta o bien, obligar a un menor a vestirse de manera provocativa: En ocasiones, cuando una persona está obligada a vestirse de cierta manera, se puede sentir avergonzada o bien empezar a despreciar su propio cuerpo.

Este tipo de abuso puede darse de dos maneras: O bien en una familia, en la que la exhibición del cuerpo es percibida como pecaminosa y por lo mismo, el simple hecho de mostrar la piel o usar ropa entallada puede ser visto como una ofensa o bien como un acto de rebeldía. En este tipo de entornos, el usar un traje de baño de dos piezas, o, el utilizar una falda corta es impensable y el individuo aprende a sentirse avergonzado de su propio cuerpo y vivirlo como algo que no se debe mostrar ni compartir.

  1. m) Presenciar como otros abusan sexualmente de alguien más:

A pesar de que un menor no sea tocado de manera sexual, el observar u oír como otra persona es abusada sexualmente en frente de él puede ser altamente traumático. El conocimiento de que el abuso sexual existe y que se experimenta dentro del sistema familiar puede ser altamente angustiante para el menor. Aun cando no experimente en carne propia el abuso sexual, el menor tratará de entender la razón por la cual él no es tratado de la misma manera y vivirá con miedo de que el abuso llegue a tocarlo de manera cercana. En algunos casos, el menor que no es tocado sexualmente sufre más que el que es abusado sexualmente, ya que no puede defender a su hermano del mismo.

  1. Prostituir al menor: Si todos los tipos de abuso sexual son monstruosos, este me parece el infierno hecho realidad. Cobrar dinero para que un menor sea utilizado para satisfacer las enfermas fantasías de otro adulto es un acto total de sociopatía. No sabemos a ciencia cierta cuantos menores están involucrados en la industria de la pornografía, sin embargo, sabemos con certeza que es una industria en crecimiento y que es protegida por niveles altos de gobierno en varios países, pues involucra cantidades importantes de dinero. Es una industria que genera millones de dólares a lo largo del mundo anualmente. La “trata de blancas” es una industria que se relaciona íntimamente al poder y al dinero. Desgraciadamente, la industria de la pederastia y de la prostitución infantil es tan grande, tan poderosa y tan rentable, que evita que se empatice con el dolor de la víctima y con todo el sufrimiento que esta actividad implica. Las noticias hablan de la mente enferma que hay detrás de esta industria, sin embargo, rara vez se enfocan en la herida irreparable que queda en el corazón del menor.
  2. Propiciar o fomentar que el menor sexualice con animales: En este caso, el mayor es quien instruye al menor a que toque, lama o introduzca algo dentro de los genitales del animal (normalmente su propia mascota). Parte de lo que es altamente traumático en este tipo de abuso es que el menor aprende a abusar de alguien más, de quien no se puede defender y como normalmente el menor tiene una relación muy cercana a su mascota, o se siente culpable de lastimarla, utilizarla, o de maltratarla, tal y como seguramente él ha sido o será maltratado, o bien, aprenderá a sentir placer al maltratar a los demás.

Como puedes ver, el abuso sexual en la infancia no siempre es algo fácil de identificar o de diagnosticar. Un niño puede haber vivido diferentes tipos de abuso sexual a lo largo de su infancia sin haberlo visto nunca de esa manera.

Si en tu historia de vida existió uno o más de los quince eventos antes mencionados, sin lugar a dudas eres sobreviviente de abuso sexual en la infancia y necesitas ayuda para sanar esa herida.